Diseñado por el estudio Masquespacio, el restaurante integra parte de las narrativas de la ciudad, recreando la historia y gastronomía valenciana.
Con los ojos puestos en el Mercado Central, en su hormigón, acero y grandes vidrieras, y con guiños al Art Nouveau, se utilizan también materiales que recuerdan a la naturaleza como la madera y los azulejos de terracota. La paleta de colores igualmente es una referencia a la tierra, junto a un toque de rojo que simboliza el color del tomate como uno de los ingredientes principales que se utilizan para preparar una pizza.